PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA
ESDRAS
CAPITULOS
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Esdras 1
1 En el año primero de Ciro, rey de Persia, en
cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió
Yahveh el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de
palabra y por escrito en todo su reino:
2 «Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de
los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. El me ha
encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá.
3 Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea
su Dios con él. Suba a Jerusalén, en Judá, a edificar la Casa de
Yahveh, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén.
4 A todo el resto del pueblo, donde residan, que las
gentes del lugar les ayuden proporcionándoles plata, oro, hacienda y
ganado, así como ofrendas voluntarias para la Casa de Dios que está en
Jerusalén.»
5 Entonces los cabezas de familia de Judá y Benjamín,
los sacerdotes y los levitas, todos aquellos cuyo ánimo había movido
Dios, se pusieron en marcha para subir a edificar la Casa de Yahveh en
Jerusalén;
6 y todos sus vecinos les proporcionaron toda clase
de ayuda: plata, oro, hacienda, ganado, objetos preciosos en
cantidad, además de toda clase de ofrendas voluntarias.
7 El rey Ciro mandó tomar los utensilios de la Casa
de Yahveh que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había
depositado en el templo de su dios.
8 Ciro, rey de Persia, los puso en manos del tesorero
Mitrídates, el cual los contó para entregárselos a Sesbassar, el
príncipe de Judá.
9 Este es el inventario: fuentes de oro: 30; fuentes
de plata: 1.000; reparadas: 29;
10 copas de oro: 30; copas de plata: 1.000;
estropeadas: 410; otros utensilios: 1.000.
11 Total de los utensilios de oro y plata: 5.400.
Todo esto se lo llevó Sesbassar cuando se permitió a los deportados
volver de Babilonia a Jerusalén.
INICIO
Esdras 2
1 Estas son las personas de la provincia que
regresaron del cautiverio, aquellas que había deportado a
Babilonia Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que volvieron a
Jerusalén y Judá, cada uno a su ciudad.
2 Vinieron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Seraías,
Reelaías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejum, Baaná.
Lista de los hombres del pueblo de Israel:
3 los hijos de Parós: 2.172;
4 los hijos de Sefatías: 372;
5 los hijos de Araj: 775;
6 los hijos de Pajat Moab, por parte de los hijos de
Josué y de Joab: 2.812;
7 los hijos de Elam: 1.254;
8 los hijos de Zattú: 945;
9 los hijos de Zakkay: 760;
10 los hijos de Baní: 642;
11 los hijos de Bebay: 623;
12 los hijos de Azgad: 1.222;
13 los hijos de Adonicam: 666;
14 los hijos de Bigvay: 2.056;
15 los hijos de Adín: 454;
16 los hijos de Ater, de Ezequías: 98;
17 los hijos de Besay: 323;
18 los hijos de Yorá: 112;
19 los hijos de Jasum: 223;
20 los hijos de Guibbar: 95;
21 los hombres de Belén: 123;
22 los hombres de Netofá: 56;
23 los hombres de Anatot: 128;
24 los hombres de Azmávet: 42;
25 los hombres de Quiryat Yearim, Kefirá y Beerot:
743;
26 los hombres de Ramá y Gueba: 621;
27 los hombres de Mikmás: 122;
28 los hombres de Betel y de Ay: 223;
29 los hijos de Nebo: 52;
30 los hijos de Magbís: 156,
31 los hijos del otro Elam: 1.254;
32 los hijos de Jarim: 320;
33 los hombres de Lod, Jadid y Onó: 725;
34 los hombres de Jericó: 345;
35 los hombres de Senaá: 3.630.
36 Sacerdotes: los hijos de Yedaías, de la casa de
Josué: 973;
37 los hijos de Immer: 1.052;
38 los hijos de Pasjur: 1.247;
39 los hijos de Jarim: 1.017.
40 Levitas: los hijos de Josué, y de Cadmiel, de los
hijos de Hodavías: 74.
41 Cantores: los hijos de Asaf: 128.
42 Porteros: los hijos de Sallum, los hijos de Ater,
los hijos de Talmón, los hijos de Aqcub, los hijos de Jatitá, los hijos
de Sobay: en total 139.
43 Donados: los hijos de Sijá, los hijos de Jasufá,
los hijos de Tabbaot,
44 los hijos de Querós, los hijos de Siahá, los hijos
de Padón,
45 los hijos de Lebaná, los hijos de Jagabá, los
hijos de Aqcub,
46 los hijos de Jagab, los hijos de Salmay, los hijos
de Janán,
47 los hijos de Guiddel, los hijos de Gajar, los
hijos de Reaías,
48 los hijos de Resín, los hijos de Necodá, los hijos
de Gazzam,
49 los hijos de Uzzá, los hijos de Paséaj, los hijos
de Besay,
50 los hijos de Asná, los hijos de los meunitas, los
hijos de los nefusitas,
51 los hijos de Baqbuq, los hijos de Jacufá, los
hijos de Jarjur,
52 los hijos de Baslut, los hijos de Mejidá, los
hijos de Jarsá,
53 los hijos de Barcós, los hijos de Sisrá, los hijos
de Témaj,
54 los hijos de Nesíaj, los hijos de Jatifá.
55 Hijos de los siervos de Salomón: los hijos de
Sotay, los hijos de Has Soféret, los hijos de Perudá,
56 los hijos de Yaalá, los hijos de Darcón, los hijos
de Guiddel,
57 los hijos de Sefatías, los hijos de Jattil, los
hijos de Pokéret Hassebáyim, los hijos de Amí.
58 Total de los donados y de los hijos de los siervos
de Salomón: 392.
59 Y estos son los que venían de Tel Mélaj, Tel
Jarsá, Kerub, Addán e Immer, y que no pudieron probar si su familia y
su familia y su estirpe eran de origen israelita:
60 los hijos de Delaías, los hijos de Tobías, los
hijos de Necodá: 652.
61 Y entre los sacerdotes: los hijos de Jobayías, los
hijos de Haqcós, los hijos de Barzillay - el cual se había casado con
una de las hijas de Barzillay el gaaladita, cuyo nombre adoptó -.
62 Estos investigaron en su registro genealógico,
pero no figuraban, por lo cual se les excluyó del sacerdocio como
ilegítimos,
63 y el Gobernador les prohibió comer de las cosas
sacratísimas hasta que no se presentara un sacerdote para el Urim y el
Tummim.
64 La asamblea ascendía a 42.360 personas,
65 sin contar sus siervos y siervas en número de
7.337. Tenían también 200 cantores y cantoras.
66 Tenían 736 caballos, 245 mulos,
67 435 camellos y 6.720 asnos.
68 Algunos de los cabezas de familia, al llegar a la
Casa de Yahveh en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para
la Casa de Dios, para que fuese reedificada en su mismo emplazamiento.
69 Según sus posibilidades, entregaron al tesoro de
la obra 61.000 dracmas de oro, 5.000 minas de plata y 100 túnicas
sacerdotales.
70 Los sacerdotes, los levitas y parte del pueblo se
establecieron en Jerusalén; los cantores, los porteros y los donados,
en sus ciudades respectivas. Todo Israel estaba, pues, en sus ciudades.
INICIO
Esdras 3
1 Llegado el séptimo mes, los israelitas estaban ya
en sus ciudades y entonces todo el pueblo se congregó como un solo
hombre en Jerusalén.
2 Josué, hijo de Yosadaq, con sus hermanos los
sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Sealtiel, con sus hermanos, se
pusieron a reconstruir el altar del Dios de Israel, para ofrecer en él
holocaustos, como está escrito en la Ley de Moisés, hombre de
Dios.
3 Erigieron el altar en su emplazamiento, a pesar del
temor que les infundían los pueblos de la tierra, y ofrecieron en él
holocaustos a Yahveh, holocaustos de la mañana y de la tarde;
4 celebraron la fiesta de las Tiendas, según está
escrito, con el número de holocaustos cotidianos establecidos
según el rito de cada día;
5 después, ofrecieron el holocausto perpetuo y los de
los sábados, novilunios y todas las solemnidades consagradas a Yahveh,
además de lo que cada uno quería ofrecer voluntariamente a Yahveh.
6 Desde el día primero del séptimo mes, comenzaron a
ofrecer holocaustos a Yahveh, aunque no se habían echado todavía
los cimientos del santuario de Yahveh.
7 Se dio entonces dinero a los canteros y a los
carpinteros; a los sidonios y a los tirios se les mandó víveres,
bebidas y aceite, para que enviasen por mar a Joppe madera de cedro del
Líbano, según la autorización de Ciro, rey de Persia.
8 El año segundo de su llegada a la Casa de Dios en
Jerusalén, el segundo mes, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo
de Yosadaq, con el resto de sus hermanos, los sacerdotes, los levitas y
todos los que habían vuelto del destierro a Jerusalén, comenzaron la
obra; designaron a algunos levitas, de veinte años en adelante, para
dirigir las obras de la Casa de Yahveh.
9 Josué, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus
hijos, los hijos de Hodavías, se pusieron como un solo hombre a
dirigir a los que trabajaban en la obra de la Casa de Dios.
10 En cuanto los albañiles echaron los cimientos del
santuario de Yahveh, se presentaron los sacerdotes, revestidos de lino
fino, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para
alabar a Yahveh según las prescripciones de David, rey de Israel.
11 Cantaron alabando y dando gracias a Yahveh:
«Porque es bueno, porque es eterno su amor para Israel.» Y el pueblo
entero prorrumpía en grandes clamores, alabando a Yahveh, porque la
Casa de Yahveh tenía ya sus cimientos.
12 Muchos sacerdotes, levitas y jefes de familia, ya
ancianos, que habían conocido con sus propios ojos la primera Casa,
sobre sus cimientos, lloraban con grandes gemidos, mientras que otros
lanzaban gozosos clamores.
13 Y nadie podía distinguir los acentos de clamor
jubiloso de los acentos de lamentación del pueblo, porque el
pueblo lanzaba grandes clamores, y el estrépito se podía oír
desde muy lejos.
INICIO
Esdras 4
1 Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín se
enteraron de que los deportados estaban edificando un santuario a
Yahveh, Dios de Israel,
2 se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas
de familia, y les dijeron: «Vamos a edificar junto con vosotros,
porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios y le sacrificamos, desde
los tiempos de Asarjaddón, rey de Asiria, que nos trajo aquí.»
3 Zorobabel, Josué y los restantes cabezas de familia
israelitas les contestaron: «No podemos edificar juntos nosotros y
vosotros una Casa a nuestro Dios: a nosotros solos nos toca construir
para Yahveh, Dios de Israel, como nos lo ha mandado Ciro, rey de
Persia.»
4 Entonces el pueblo de la tierra se puso a desanimar
al pueblo de Judá y a meterles miedo para que no siguiesen edificando;
5 y sobornaron contra ellos a algunos consejeros para
hacer fracasar su proyecto; así durante todo el tiempo de Ciro, rey de
Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.
6 Bajo el reinado de Jerjes, al comienzo de su
reinado, presentaron ellos por escrito una denuncia contra los
habitantes de Judá y Jerusalén.
7 En tiempo de Artajerjes, Mitrídates, Tabeel y demás
colegas suyos escribieron contra Jerusalén a Artajerjes, rey de Persia.
El texto del documento estaba en escritura aramea y en lengua aramea.
8 Rejum, gobernador, y Simsay, secretario,
escribieron al rey Artajerjes contra Jerusalén una carta. -
9 Rejum el gobernador, Simsay el secretario y demás
colegas; los jueces y los legados, funcionarios persas; las gentes de
Uruk, de Babilonia y de Susa - es decir los elamitas -
10 y los restantes pueblos que el gran Asurbanipal
deportó y estableció en las ciudades de Samaría y en el resto de
Transeufratina.
11 Esta es la copia de la carta que le enviaron: «Al
rey Artajerjes, tus servidores, las gentes de Transeufratina, etc.
12 Ha de saber el rey que los judíos que subieron de
tu lado hacia nosotros y llegaron a Jerusalén están
reconstruyendo esta ciudad rebelde y perversa; tratan de levantar
las murallas, y ya han echado los cimientos.
13 Sepa, pues, el rey, que si esta ciudad se
reconstruye y se levantan sus murallas, no se pagarán más
impuestos, contribución ni peaje, y al fin esta ciudad
perjudicará a los reyes.
14 Ahora bien, a nosotros, puesto que comemos la sal
del palacio, nos resulta intolerable ver esta afrenta que se hace al
rey; por eso enviamos al rey esta denuncia,
15 para que se investigue en las Memorias de tus
padres: en estas Memorias encontrarás y te enterarás de que esta
ciudad es una ciudad rebelde, molesta para los reyes y las provincias,
y que en ella se han fomentado insurrecciones desde antiguo. Por
este motivo fue destruida esta ciudad.
16 Nosotros informamos al rey que, si esta ciudad se
reconstruye y se levantan sus murallas, bien pronto ya no tendrás más
territorios en Transeufratina.»
17 El rey envió esta respuesta: «A Rejum, gobernador,
a Simsay, secretario, y a los restantes colegas residentes en Samaría y
demás lugares en Transeufratina, paz, etc.
18 «El documento que nos habéis enviado ha sido
traducido y leído en mi presencia.
19 Di orden de que se investigase, y se ha encontrado
que esta ciudad se ha venido rebelando contra los reyes desde antiguo,
y que por ella se han fomentado revueltas e insurrecciones.
20 Que hubo en Jerusalén reyes poderosos, cuyo
dominio se extendía sobre toda Transeufratina: se les pagaba impuestos,
contribuciones y peaje.
21 Ordenad, pues, que se interrumpa la empresa de
esos hombres: esa ciudad no debe ser reconstruida hasta nueva orden.
22 Guardaos de actuar con negligencia en este asunto,
no sea que el mal aumente en perjuicio de los reyes.»
23 En cuanto la copia del documento del rey
Artajerjes fue leída ante Rejum, el gobernador, Simsay, el secretario ,
y sus colegas, salieron a toda prisa hacia Jerusalén, donde los judíos,
y les obligaron a suspender sus obras por la fuerza de las armas.
24 Así se suspendieron las obras de la Casa de Dios
en Jerusalén: quedaron interrumpidas hasta el año segundo del reinado
de Darío, rey de Persia.
INICIO
Esdras 5
1 Los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Iddó,
empezaron a profetizar a los judíos de Judá y de Jerusalén, en nombre
del Dios de Israel que velaba sobre ellos.
2 Con esto, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué,
hijo de Yosadaq, se decidieron a reanudar la construcción de la Casa de
Dios en Jerusalén: los profetas de Dios estaban con ellos, apoyándoles.
3 Por entonces, Tattenay, sátrapa de Transeufratina,
Setar Boznay y sus colegas vinieron donde ellos y les preguntaron:
«¿Quién os ha autorizado a construir esta Casa y a rematar este
santuario?
4 ¿Cómo se llaman los hombres que construyen este
edificio?»
5 Pero los ojos de su Dios velaban sobre los ancianos
de los judíos, y no se les obligó a suspender la obra en espera
de que llegase un informe a Darío y volviera un decreto oficial sobre
el particular.
6 Copia de la carta que Tattenay, sátrapa de
Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas, las autoridades de
Transeufratina, remitieron al rey Darío.
7 Le enviaron un escrito de este tenor: «Al rey
Darío, paz completa.
8 Sepa el rey que nosotros hemos ido a la provincia
de Judá, a la Casa del gran Dios: se está reconstruyendo con
piedras sillares; se recubren de madera las paredes; la obra se ejecuta
cuidadosamente y adelanta en sus manos.
9 Preguntando, pues, a estos ancianos, les hemos
dicho: “¿Quién os ha autorizado a construir esta Casa y a rematar este
santuario?”
10 Les hemos preguntado además sus nombres para
informarte de ello; y así te damos por escrito los nombres de los
hombres que están al frente de ellos.
11 «Ellos nos han dado esta respuesta: “Nosotros
somos servidores del Dios del cielo y de la tierra; estamos
reconstruyendo una Casa que estuvo en pie anteriormente durante muchos
años y que un gran rey de Israel construyó y acabó.
12 Pero nuestros padres irritaron al Dios del cielo,
y él los entregó en manos de Nabucodonosor, el caldeo, rey de
Babilonia.
13 Sin embargo, el año primero de Ciro, rey de
Babilonia, el rey Ciro dio autorización para reconstruir esta
Casa de Dios;
14 además los utensilios de oro y plata de la Casa de
Dios que Nabucodonosor había quitado al santuario de Jerusalén y
había llevado al santuario de Babilonia, el rey Ciro los mandó sacar
del santuario de Babilonia, y entregar a un hombre llamado Sesbassar, a
quien constituyó sátrapa;
15 y le dijo: Toma estos utensilios; vete a llevarlos
al santuario de Jerusalén y que sea reconstruida la Casa de Dios en su
emplazamiento;
16 vino, pues, este Sesbassar y echó los cimientos de
la Casa de Dios en Jerusalén, y desde entonces hasta el presente se
viene reconstruyendo, pero no está acabada.”
17 «Ahora, pues, si le place al rey, investíguese en
el departamento del tesoro del rey de Babilonia si es verdad que el rey
Ciro dio autorización para reconstruir esta Casa de Dios en Jerusalén.
Y que se nos remita la decisión del rey sobre este asunto.»
INICIO
Esdras 6
1 Entonces, por orden del rey Darío, se investigó en
los archivos del tesoro conservado allí en Babilonia,
2 y se encontró en Ecbátana, la fortaleza situada en
la provincia de los medos, un rollo cuyo tenor era el siguiente:
«Memorándum.
3 «El año primero del rey Ciro, el rey Ciro ha
ordenado: “Casa de Dios en Jerusalén”: «La Casa será construida como
lugar donde se ofrezcan sacrificios y sus fundamentos quedarán
establecidos. Su altura será de sesenta codos, su anchura de sesenta
codos.
4 Habrá tres hileras de piedras de sillería y una de
madera. Los gastos serán costeados por la casa del rey.
5 Además, los utensilios de oro y plata de la Casa de
Dios, que Nabucodonosor sacó del santuario de Jerusalén y se
llevó a Babilonia, serán restituidos, para que todo vuelva a ocupar su
lugar en el santuario de Jerusalén y vuelva a ser colocado en la Casa
de Dios.
6 «Ahora, pues, Tattenay, sátrapa de Transeufratina,
Setar Boznay y vosotros, sus colegas, las autoridades de
Transeufratina, retiraos de allí;
7 dejad trabajar en esta Casa de Dios al sátrapa de
Judá y a los ancianos de los judíos, y que reconstruyan esa Casa
de Dios en su emplazamiento.
8 Estas son mis órdenes acerca de vuestro proceder
con los ancianos de los judíos para la reconstrucción de esa Casa de
Dios: de los fondos reales de los impuestos de Transeufratina, se les
pagarán a esos hombres los gastos exactamente y sin interrupción.
9 Lo que necesiten para holocaustos de Dios del
cielo: novillos, carneros y corderos, así como trigo, sal, vino y
aceite, se les proporcionará sin falta cada día, según las indicaciones
de los sacerdotes de Jerusalén,
10 para que se ofrezcan al Dios del cielo ofrendas
agradables y se ruegue por la vida del rey y de sus hijos.
11 Ordeno, además, lo siguiente: A todo aquel que no
cumpla este edicto, le será arrancada de su casa una viga, se le
amarrará a ella y será azotado; en cuanto a su casa, será reducida, por
este delito, a un montón de escombros.
12 Y el Dios que ha puesto allí la morada de su
Nombre, aplaste a todo aquel rey o pueblo que trate de
transgredir esto, destruyendo esa Casa de Dios en Jerusalén. Yo,
Darío, he promulgado este decreto. Sea ejecutado exactamente.»
13 Entonces Tattenay, sátrapa de Transeufratina,
Setar Boznay y sus colegas ejecutaron exactamente las instrucciones
mandadas par el rey Darío.
14 Así, los ancianos de los judíos continuaron
reconstruyendo con éxito, según la profecía de Ageo el profeta, y de
Zacarías, hijo de Iddó. Llevaron a término la construcción según la
orden del Dios de Israel y la orden de Ciro y de Darío.
15 Esta Casa fue terminada el día veintitrés del mes
de Adar, el año sexto del reinado del rey Darío.
16 Los israelitas - los sacerdotes, los levitas y el
resto de los deportados - celebraron con júbilo la dedicación de esta
Casa de Dios;
17 ofrecieron para la dedicación de esta Casa de Dios
cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y, como
sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, conforme
al número de las tribus de Israel.
18 Luego establecieron a los sacerdotes según sus
categorías, y a los levitas según sus clases, para el servicio de la
Casa de Dios en Jerusalén, según está escrito en el libro de Moisés.
19 Los deportados celebraron la Pascua el día catorce
del primer mes;
20 ya que los levitas se habían purificado como un
solo hombre, todos estaban puros; inmolaron, pues, la pascua para todos
los deportados, para sus hermanos los sacerdotes y para sí mismos.
21 Comieron la pascua los israelitas que habían
vuelto del destierro y todos aquellos que, habiendo roto con la
impureza de las gentes del país se habían unido a ellos para
buscar a Yahveh, Dios de Israel.
22 Celebraron con júbilo, durante siete días, la
fiesta de los Ázimos, porque Yahveh les había llenado de gozo, pues
volvió hacia ellos el corazón del rey de Asiria, para que reafirmase
sus manos en las obras de la Casa de su Dios, el Dios de Israel.
INICIO
Esdras 7
1 Después de estos acontecimientos, bajo el reinado
de Artajerjes, rey de Persia, Esdras, hijo de Seraías, hijo de Azarías,
hijo de Jilquías,
2 hijo de Sallum, hijo de Sadoq, hijo de Ajitub,
3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot,
4 hijo de Zerajías, hijo de Uzzí, hijo de Buqquí,
5 hijo de Abisúa, hijo de Pinjás, hijo de Eleazar,
hijo del sumo sacerdote Aarón,
6 este Esdras subió de Babilonia. Era un escriba
versado en la Ley de Moisés que había dado Yahveh, Dios de Israel. Como
la mano de Yahveh su Dios estaba con él, el rey le concedió todo lo que
pedía.
7 Subieron también a Jerusalén, el año séptimo del
rey Artajerjes, parte de los israelitas, de los sacerdotes, levitas,
cantores, porteros y donados.
8 El llegó a Jerusalén el mes quinto: era el año
séptimo del rey.
9 Había dispuesto para el día uno del primer mes su
salida de Babilonia, y el día uno del quinto mes llegaba a Jerusalén.
¡La mano bondadosa de su Dios estaba con él!
10 Porque Esdras había aplicado su corazón a escrutar
la Ley de Yahveh, a ponerla en práctica y a enseñar en Israel los
preceptos y las normas.
11 Esta es la copia del documento que el rey
Artajerjes entregó a Esdras, el sacerdote-escriba dedicado a escribir
las palabras de los mandamientos de Yahveh y sus decretos acerca de
Israel.
12 «Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras,
secretario de la Ley del Dios del cielo, paz perfecta, etc.
13 «Estas son mis órdenes: Todo aquel que en mi reino
pertenezca al pueblo de Israel, a sus sacerdotes o a sus levitas, y
quiera volver a Jerusalén, puede partir contigo,
14 ya que tú eres enviado por el rey y sus siete
consejeros para inspeccionar a Judá y Jerusalén en lo referente a la
Ley de tu Dios que está en tus manos,
15 y para llevar la plata y el oro que el rey y sus
consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya
morada está en Jerusalén,
16 así como toda la plata y el oro que hayas reunido
de toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias que el
pueblo y los sacerdotes hayan hecho para la Casa de su Dios en
Jerusalén.
17 Con este dinero procura comprar novillos,
carneros, corderos, con las oblaciones y libaciones correspondientes,
para ofrecerlo luego sobre el altar de la Casa de vuestro Dios en
Jerusalén;
18 y la plata y el oro que sobre, lo emplearéis como
mejor os parezca a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad de
vuestro Dios.
19 Los utensilios que se te entregan para el servicio
de la Casa de tu Dios, deposítalos delante de tu Dios en Jerusalén.
20 Lo que aún se necesite para la Casa de tu Dios y
que tú tengas que procurarte, se te dará de los tesoros reales.
21 Yo mismo, el rey Artajerjes, doy esta orden a
todos los tesoreros de Transeufratina: “Todo lo que os pida el
sacerdote Esdras, Secretario de la Ley del Dios del cielo, se lo daréis
puntualmente,
22 hasta la suma de cien talentos de plata, cien
cargas de trigo, cien medidas de vino y cien medidas de aceite;
la sal se le dará sin tasa.
23 Todo lo que ordena el Dios del cielo, debe ser
cumplido con celo para la Casa del Dios del cielo, a fin de que la
Cólera no caiga sobre el reino del rey y de sus hijos.
24 Os hacemos saber también que no se puede percibir
impuesto, contribución o peaje, de ninguno de los sacerdotes, levitas,
cantores, porteros, donados, de ninguno de los servidores de esta Casa
de Dios.”
25 «Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios,
que posees, establece escribas y jueces que administren la justicia a
todo el pueblo de Transeufratina, a todos los que conocen la Ley de tu
Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela.
26 Y a todo aquel que no cumpla la Ley de tu Dios y
la ley del rey, aplíquesele una rigurosa justicia: muerte, destierro,
multa en dinero o cárcel.»
27 ¡Bendito sea Yahveh, Dios de nuestros padres, que
movió de esta manera el corazón del rey para glorificar la Casa
de Yahveh en Jerusalén,
28 y a mí me granjeó gracia delante del rey, de sus
consejeros y de los altos jefes del rey! Yo cobré ánimo porque la mano
de Yahveh mi Dios estaba conmigo, y reuní a los jefes de Israel para
que salieran conmigo.
INICIO
Esdras 8
1 Estos son, con su genealogía, los cabezas de
familia que subieron conmigo de Babilonia en el reinado del rey
Artajerjes:
2 De los hijos de Pinjás: Guersom; de los hijos de
Itamar: Daniel; de los hijos de David: Jattús,
3 hijo de Sekanías; de los hijos de Pardós: Zacarías,
con el que fueron registrados 150 varones;
4 de los hijos de Pajat Moab: Elyehoenay, hijo de
Zerajías, y con él doscientos varones;
5 de los hijos de Zattú: Sekanías, hijo de Yajaziel,
y con él trescientos varones;
6 de los hijos de Adín: Ebed, hijo de Jonatán, y con
él cincuenta varones;
7 de los hijos de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y
con él setenta varones;
8 de los hijos de Sefatías: Zebadías, hijo de Miguel,
y con él ochenta varones;
9 de los hijos de Joab: Abdías, hijo de Yejiel y con
él 218 varones;
10 de los hijos de Baní: Selomit, hijo de Yosifías, y
con él 160 varones;
11 de los hijos de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y
con él veintiocho varones;
12 de los hijos de Azgad: Yojanán, hijo de Haqcadán,
y con él 110 varones;
13 de los hijos de Adonicam: los últimos, cuyos
nombres son: Elifélet, Yeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones;
14 y de los hijos de Bigvay: Utay, hijo de Zabud, y
con él setenta varones.
15 Yo los reuní junto al río que corre hacia Ahavá.
Allí acampamos tres días. Observé que había laicos y sacerdotes, pero
no encontré ningún levita.
16 Entonces llamé a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán,
Yarib, Elnatán, Natán, Zacarías, y Mesullam, hombres discretos,
17 y les mandé donde Iddó, jefe de la localidad de
Kasifías; puse en su boca las palabras que habían de decir a Iddó
y a sus hermanos, establecidos en la localidad de Kasifías, para que
nos proporcionaran ministros para la Casa de nuestro Dios.
18 Y gracias a la mano bondadosa de nuestro Dios que
estaba con nosotros, nos trajeron a un hombre experto, de los hijos de
Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel: a Serebías, con sus hijos y
hermanos: dieciocho hombres;
19 además a Jasabías, y con él a su hermano Isaías,
de los hijos de Merarí, y sus hijos: veinte hombres.
20 Y de los donados que David y los jefes habían
destinado al servicio de los levitas: 220 donados. Todos ellos
fueron designados nominalmente.
21 Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno
para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para
nosotros, nuestros hijos y nuestros bienes.
22 Pues me daba vergüenza solicitar del rey tropa y
gente de a caballo para protegernos del enemigo en el camino; por el
contrario, habíamos declarado al rey: «La mano de nuestro Dios está,
para bien, con todos los que le buscan; y su poder y su cólera sobre
todos los que le abandonan.»
23 Ayunamos, pues, buscando a nuestro Dios por esta
intención, y él nos atendió.
24 Elegí a doce jefes de los sacerdotes, y además a
Serebías y Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos;
25 les pesé la plata, el oro y los utensilios,
ofrendas que el rey, sus consejeros, sus jefes y todos los israelitas
que se encontraban allí habían reservado para la Casa de nuestro Dios.
26 Pesé y les entregué 650 talentos de plata, cien
utensilios de plata de dos talentos, cien talentos de oro,
27 veinte copas de oro de mil dáricos y dos objetos
de hermoso bronce dorado, preciosos como el oro.
28 Y les dije: «Vosotros estáis consagrados a Yahveh;
estos utensilios son sagrados; esta plata y este oro son una
ofrenda voluntaria a Yahveh, Dios de nuestros padres.
29 Vigilad y guardadlos hasta que los peséis ante los
jefes de los sacerdotes y de los levitas y los cabezas de familia
de Israel, en Jerusalén, en las cámaras de la Casa de Yahveh.»
30 Los sacerdotes y levitas tomaron entonces la
plata, todo lo que había sido pesado, el oro y los utensilios,
para llevarlos a Jerusalén, a la Casa de nuestro Dios.
31 El día doce del primer mes partimos del río Ahavá
para ir a Jerusalén: la mano de nuestro Dios estaba con nosotros y nos
salvó en el camino de la mano de enemigos y salteadores.
32 Llegamos a Jerusalén y descansamos allí tres días.
33 El cuarto día, la plata, el oro y los utensilios
fueron pesados en la Casa de nuestro Dios y entregados al
sacerdote Meremot, hijo de Urías, con quien estaba Eleazar, hijo
de Pinjás; les acompañaban los levitas Yozabad, hijo de Josué, y
Noadías, hijo de Binnuy.
34 Todo se contó y se pesó, y se registró su peso
total. En aquel tiempo,
35 los deportados que volvían del cautiverio
ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce novillos por todo
Israel, 96 carneros, 77 corderos y doce machos cabríos por el pecado:
todo en holocausto a Yahveh.
36 Y se entregaron los decretos del rey a los
sátrapas del rey y a los gobernadores de Transeufratina, los
cuales favorecieron al pueblo y la Casa de Dios.
INICIO
Esdras 9
1 Concluido esto, se me presentaron los jefes
diciendo: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han
separado de las gentes del país, hundidas en sus abominaciones -
cananeos, hititas, perizitas, jebuseos, ammonitas, moabitas, egipcios y
amorreos -,
2 sino que han tomado para ellos y para sus hijos
mujeres de entre las hijas de ellos: la raza santa se ha mezclado con
las gentes del país; los jefes y los consejeros han sido los primeros
en esta rebeldía.»
3 Al oír esto rasgué mis vestiduras y mi manto, me
arranqué los pelos de la cabeza y de la barba, y me senté desolado.
4 Todos los temerosos de las palabras del Dios de
Israel se reunieron en torno a mí, a causa de esta rebeldía de los
deportados. Yo permanecí sentado, desolado, hasta la oblación de la
tarde.
5 A la hora de la oblación de la tarde salí de mi
postración y, con las vestiduras y el manto rasgados, caí de rodillas,
extendí las manos hacia Yahveh mi Dios,
6 y dije: «Dios mío, harta vergüenza y confusión
tengo para levantar mi rostro hacia ti, Dios mío. Porque nuestros
crímenes se han multiplicado hasta sobrepasar nuestra cabeza, y
nuestro delito ha crecido hasta el cielo.
7 Desde los días de nuestros padres hasta el día de
hoy nos hemos hecho muy culpables: por nuestros crímenes fuimos
entregados, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, en manos de
los reyes de los países, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al
oprobio, como todavía hoy sucede.
8 Mas ahora, en un instante, Yahveh nuestro Dios nos
ha concedido la gracia de dejarnos un Resto y de darnos una liberación
en su lugar santo: nuestro Dios ha iluminado así nuestros ojos y nos ha
reanimado en medio de nuestra esclavitud.
9 Porque esclavos fuimos nosotros, pero en nuestra
esclavitud nuestro Dios no nos ha abandonado; nos ha granjeado el favor
de los reyes de Persia, dándonos ánimos para levantar de nuevo la Casa
de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y procurándonos un valladar
seguro en Judá y Jerusalén.
10 Pero ahora, Dios nuestro, ¿qué vamos a decir, si,
después de todo esto, hemos abandonado tus mandamientos,
11 que por medio de tus siervos los profetas tú
habías prescrito en estos términos: “La tierra en cuya posesión vais a
entrar es una tierra manchada por la inmundicia de las gentes de la
tierra, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a
otro con su impureza?
12 Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni
toméis sus hijas para vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su
bienestar, a fin de que podáis haceros fuertes, comáis los mejores
frutos de la tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos para
siempre.”
13 «Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido por
nuestras malas acciones y nuestras culpas - y eso que tú, Dios
nuestro, has disminuido nuestros crímenes y nos has concedido esta
liberación -
14 ¿hemos de volver a violar tus mandamientos,
emparentándonos con estas gentes abominables? ¿No te irritarías tú
contra nosotros hasta exterminarnos sin que quedara Resto ni salvación?
15 Yahveh, Dios de Israel, justo eres, pues un Resto
nos hemos salvado, como en el caso presente: aquí estamos ante
ti, con nuestro delito. Pues por su causa nadie resiste en tu
presencia.»
INICIO
Esdras 10
1 Mientras Esdras, llorando y prosternado ante la
Casa de Dios, oraba y hacía esta confesión, una inmensa asamblea
de Israel, hombres, mujeres y niños, se había reunido en torno a él: y
este pueblo lloraba copiosamente.
2 Entonces, Sekanías, hijo de Yejiel, de los hijos de
Elam, dijo a Esdras: «Hemos sido rebeldes a nuestro Dios, casándonos
con mujeres extranjeras, tomadas de entre las gentes del país. Ahora
bien, a pesar de ello, todavía, hay una esperanza para Israel.
3 Hagamos alianza con nuestro Dios de despedir a
todas las mujeres extranjeras y a los hijos nacidos de ellas,
conforme al consejo de mi señor y de los temerosos de los
mandamientos de nuestro Dios. Hágase según la Ley.
4 Levántate, que este asunto te incumbe a ti;
nosotros estaremos a tu lado. ¡Animo y manos a la obra!»
5 Entonces Esdras se levantó e hizo jurar a los jefes
de los sacerdotes y de los levitas y a todo Israel que harían
conforme a lo dicho; y lo juraron.
6 Luego Esdras se retiró de delante de la Casa de
Dios y se fue al aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, donde
pasó la noche sin comer pan ni beber agua, haciendo duelo a causa de la
rebeldía de los deportados.
7 Se publicó un bando en Judá y Jerusalén a todos los
deportados para que se reunieran en Jerusalén.
8 Todo aquel que no viniera en el plazo de tres días,
según el consejo de los jefes y de los ancianos, vería consagrada al
anatema toda su hacienda y sería él mismo excluido de la asamblea de
los deportados.
9 Todos los hombres de Judá y de Benjamín se
reunieron, pues, en Jerusalén en el plazo de tres días: era el día
veinte del mes noveno; todo el pueblo se situó en la plaza de la Casa
de Dios, temblando, debido al caso, y también porque llovía a cántaros.
10 Entonces el sacerdote Esdras se levantó y les
dijo: «Habéis sido rebeldes al casaros con mujeres extranjeras,
aumentando así el delito de Israel.
11 Ahora, pues, dad gracias a Yahveh, Dios de
vuestros padres, y cumplid su voluntad separándoos de las gentes del
país y de las mujeres extranjeras.»
12 Toda la asamblea respondió en alta voz: Sí;
haremos como tú dices;
13 sólo que el pueblo es numeroso, y estamos en la
estación de las lluvias: no podemos soportar la intemperie; además, no
se trata de una cosa de un día o dos, porque somos muchos los que hemos
incurrido en este pecado.
14 Nuestros jefes podrían representar a toda la
asamblea: todos los que en nuestras ciudades se hayan casado con
mujeres extranjeras, vendrían a plazos fijados, acompañados de
los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que hayamos apartado de
nosotros el furor de la cólera de nuestro Dios por causa de este
asunto.»
15 Sólo Jonatán, hijo de Asahel, y Yajzeías, hijo de
Tiqvá, se opusieron a esto, apoyados por Mesullam y el levita Sabtay.
16 Los deportados actuaron según lo convenido. El
sacerdote Esdras escogió como colaboradores a los cabezas de familia,
según sus casas, todos ellos designados nominalmente. Se comenzaron las
sesiones para examinar el caso el día uno del décimo mes.
17 Y el día uno del primer mes se había terminado ya
con todos los hombres que estaban casados con mujeres extranjeras.
18 Entre los sacerdotes, se halló que se habían
casado con mujeres extranjeras los siguientes: entre los hijos de
Josué, hijo de Yosadaq, y entre sus hermanos: Maaseías, Eliezer, Yarib
y Guedalías;
19 éstos se comprometieron bajo juramento a despedir
a sus mujeres, y ofrecieron por su delito un carnero en sacrificio de
reparación.
20 Entre los hijos de Immer: Jananí y Zebadías.
21 Entre los hijos de Jarim: «Maaseías, Elías,
Semaías, Yejiel y Uzziyías.
22 Entre los hijos de Pasjur: Elyoenay, Maaseías,
Ismael, Natanael, Yozabad y Elasá.
23 Entre los levitas: Yozabad, Simí, Quelaías (es
decir, Quelitá), Petajías, Judá y Eliezer.
24 Entre los cantores: Elyasib y Zakkur. Entre los
porteros: Sallum, Telem y Urí.
25 Entre los israelitas: de los hijos de Parós:
Ramías, Yizziyías, Malkiyías, Miyyamín, Eleazar, Malkiyías y Benaías;
26 de los hijos de Elam: Mattanías, Zacarías, Yejiel,
Abdí, Yeremot y Elías;
27 de los hijos de Zattú: Elyoenáy. Elyasib
Mattanías, Yeremot, Zabad y Azizá:
28 de los hijos de Bebay: Yehojanán, Jananías,
Zabbay, Atlay;
29 de los hijos de Bigvay: Mesullam, Malluk, Yedaías,
Yasub, Yisal, Yeremot;
30 de los hijos de Pajat Moab: Adná, Kelal, Benaías,
Maaseías, Mattanías, Besalel, Binnuy y Manasés;
31 de los hijos de Jarim: Eliezer, Yissiyías,
Malkiyías, Semaías, Simeón,
32 Benjamín, Malluk, Semarías;
33 de los hijos de Jasum: Mattenay, Mattattá, Zabad,
Elifélet, Yeremay, Manasés, Simí;
34 de los hijos de Baní: Maaday, Amram, Joel,
35 Benaías, Bedías, Kelaías,
36 Vanías, Meremot, Elyasib,
37 Mattanías, Mattenay y Yaassay;
38 de los hijos de Binnuy: Simí,
39 Selemías, Natán y Adaías;
40 de los hijos de Zakkay: Sasay, Saray,
41 Azareel, Selemías, Semarías,
42 Sallum, Amarías, José;
43 de los hijos de Nebo: Yeiel, Mattitías, Zabad,
Zebiná, Yadday, Joel, Benaías.
44 Todos éstos se habían casado con mujeres
extranjeras, pero despidieron tanto a las mujeres como a sus hijos.
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