PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA
EPÍSTOLAS
DE SAN PEDRO
PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO
CAPITULOS
1 2 3 4 5
SEGUNDA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO
CAPÍTULOS
1 2
3
1 Pedro 1
1Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que viven como extranjeros en la
Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos
2según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción
santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser
rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes.
3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su
gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los
muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva,
4a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en
los cielos para vosotros,
5a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la
salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento.
6Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por
algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas,
7a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro
perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de
alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo.
8A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no
le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa;
9y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas.
10Sobre esta salvación investigaron e indagaron los profetas, que
profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros,
11procurando descubrir a qué tiempo y a qué circunstancias se refería
el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les predecía los
sufrimientos destinados a Cristo y las glorias que les seguirían.
12Les fue revelado que no administraban en beneficio propio sino en
favor vuestro este mensaje que ahora os anuncian quienes os predican el
Evangelio, en el Espíritu Santo enviado desde el cielo; mensaje que los
ángeles ansían contemplar.
13Por lo tanto, ceñíos los lomos de vuestro espíritu, sed sobrios,
poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante
la Revelación de Jesucristo.
14Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del
tiempo de vuestra ignorancia,
15más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también
vosotros sed santos en toda vuestra conducta,
16como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo.
17Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada
cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro
destierro,
18sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia
heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata,
19sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin
mancilla, Cristo,
20predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los
últimos tiempos a causa de vosotros;
21los que por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre
los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra
esperanza estén en Dios.
22Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para
amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos
intensamente unos a otros con corazón puro,
23pues habéis sido reengendrados de un germen no corruptible, sino
incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente.
24Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de
hierba; se seca la hierba y cae la flor;
25 pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la
Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros.
INICIO
1 Pedro 2
1Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias
y toda clase de maledicencias.
2Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de
que, por ella, crezcáis para la salvación,
3si es que habéis gustado que el Señor es bueno.
4Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero
elegida, preciosa ante Dios,
5también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un
edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo.
6Pues está en la Escritura: He aquí que coloco en Sión una piedra
angular, elegida, preciosa y el que crea en ella no será confundido.
7Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los
incrédulos,
la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha
convertido,
8 en piedra de tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en ella
porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados.
9Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación
santa,
pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha
llamado de las tinieblas a su admirable luz
10vosotros que en un tiempo no erais pueblo y
que ahora sois el
Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero
ahora
son compadecidos.
11Queridos, os exhorto a que, como extranjeros y
forasteros, os
abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma.
12Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, en
lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras
buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita.
13Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al
rey, como soberano,
14sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que
obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
15Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la
boca a los ignorantes insensatos.
16Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un
pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios.
17Honrad a todos, amad a los hermanos, temed a Dios, honrad al rey.
18Criados, sed sumisos, con todo respeto, a vuestros dueños, no sólo a
los buenos e indulgentes, sino también a los severos.
19Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios, cuando
se sufre injustamente.
20¿Pues qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado?
Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella
ante Dios.
21Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por
vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.
22El que no cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño;
23el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no
amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia;
24 el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros
pecados en su
cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la
justicia; con cuyas heridas habéis sido curados.
25Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto
al pastor y guardián de vuestras almas.
INICIO
1 Pedro 3
1Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para
que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las
palabras sino por la conducta de sus mujeres,
2al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
3Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas,
4sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma
dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
5Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en
Dios, siendo sumisas a sus maridos;
6así obedeció Sara a Abraham, llamándole Señor. De ella os
hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
7De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos
con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor como
coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras
oraciones no encuentren obstáculo.
8En conclusión, tened todos unos mismos sentimientos, sed compasivos,
amaos como hermanos, sed misericordiosos y humildes.
9No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario,
bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición.
10 Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua
del mal, y sus labios de palabras engañosas,
11apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella.
12Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oídos escuchan su
oración, pero el rostro del Señor contra los que obran el
mal.
13Y ¿quién os hará mal si os afanáis por el bien?
14Mas, aunque sufrierais a causa de la justicia, dichosos de
vosotros. No les tengáis ningún miedo ni os turbeis.
15Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros
corazones,
siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de
vuestra esperanza.
16Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena conciencia,
para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a
quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo.
17Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de
Dios, que por obrar el mal.
18Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por
los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado
en el espíritu.
19En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados,
20en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios,
en los días en que Noé construía el Arca, en la que unos pocos,
es decir ocho personas, fueron salvados a través del agua;
21a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste
en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena
conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,
22que, habiendo ido al cielo, está a la diestra de Dios, y le están
sometidos los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades.
INICIO
1 Pedro 4
1Ya que Cristo padeció en la carne, armaos también vosotros de este
mismo pensamiento: quien padece en la carne, ha roto con el pecado,
2para vivir ya el tiempo que le quede en la carne, no según las
pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios.
3Ya es bastante el tiempo que habéis pasado obrando conforme al querer
de los gentiles, viviendo en desenfrenos, liviandades, crápulas,
orgías, embriagueces y en cultos ilícitos a los ídolos.
4A este propósito, se extrañan de que no corráis con ellos hacia ese
libertinaje desbordado, y prorrumpen en injurias.
5Darán cuenta a quien está pronto para juzgar a vivos y muertos.
6Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que,
condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios.
7El fin de todas las cosas está cercano. Sed, pues, sensatos y sobrios
para daros a la oración.
8Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre
multitud de pecados.
9Sed hospitalarios unos con otros sin murmurar.
10Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha
recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios.
11Si alguno habla, sean palabras de Dios; si alguno presta un servicio,
hágalo en virtud del poder recibido de Dios, para que Dios sea
glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el
poder por los siglos de los siglos. Amén.
12Queridos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en medio de
vosotros para probaros, como si os sucediera algo extraño,
13sino alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de
Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su
gloria.
14Dichosos de vosotros, si sois injuriados por el nombre de Cristo,
pues el Espíritu de gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa
sobre
vosotros.
15Que ninguno de vosotros tenga que sufrir ni por criminal ni por
ladrón ni por malhechor ni por entrometido:
16pero si es por cristiano, que no se avergüence, que glorifique a Dios
por llevar este nombre.
17Porque ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de
Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que no
creen en el Evangelio de Dios?
18 Si el justo se salva a duras penas ¿en qué pararán el impío y el
pecador?
19De modo que, aun los que sufren según la voluntad de Dios, confíen
sus almas al Creador fiel, haciendo el bien.
INICIO
1 Pedro 5
1A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como
ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria
que está para manifestarse.
2Apacentad la grey de Dios que os está encomendada, vigilando, no
forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de
ganancia, sino de corazón;
3no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de
la grey.
4Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la corona de gloria que no se
marchita.
5De igual manera, jóvenes, sed sumisos a los ancianos; revestíos todos
de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a
los
soberbios y da su gracia a los humildes.
6Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la
ocasión, os ensalce;
7 confiadle todas vuestras preocupaciones, pues él
cuida de vosotros.
8Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como
león rugiente, buscando a quién devorar.
9Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están
en el mundo soportan los mismos sufrimientos.
10El Dios de toda gracia, el que os ha llamado a su eterna gloria en
Cristo, después de breves sufrimientos, os restablecerá, afianzará,
robustecerá y os consolidará.
11A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.
12Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito
brevemente, exhortándoos y atestiguándoos que esta es la verdadera
gracia de Dios; perseverad en ella.
13Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como
mi hijo Marcos.
14Saludaos unos a otros con el beso de amor. Paz a todos los que estáis
en Cristo.
INICIO
SEGUNDA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO
2 Pedro 1
1Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la
justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte
una fe tan preciosa como la nuestra.
2A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro
Señor.
3Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a
la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por
su propia gloria y virtud,
4por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y
sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de
la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por
la concupiscencia.
5Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la
virtud, a la virtud el conocimiento,
6al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la
tenacidad la piedad,
7a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.
8Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán
inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro
Señor Jesucristo.
9Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la
purificación de sus pecados pasados.
10Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra
vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.
11Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.
12Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las
sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis.
13Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos
con el recuerdo,
14sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha
manifestado nuestro Señor Jesucristo.
15Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida,
podáis recordar estas cosas.
16Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor
Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber
visto con nuestros propios ojos su majestad.
17Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria
le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.»
18Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él
en el monte santo.
19Y así se nos hace más firme la palabra de los profetas, a la cual
hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar
oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el
lucero de la mañana.
20Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura
puede interpretarse por cuenta propia;
21porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que
hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de
Dios.
INICIO
2 Pedro 2
1Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros
falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que,
negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida
destrucción.
2Muchos seguirán su libertinaje y, por causa de ellos, el Camino de la
verdad será difamado.
3Traficarán con vosotros por codicia, con palabras artificiosas; desde
hace tiempo su condenación no está ociosa, ni su perdición dormida.
4Pues si Dios no perdonó a los Ángeles que pecaron, sino que,
precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para
ser custodiados hasta el Juicio;
5si no perdonó al antiguo mundo, aunque preservó a Noé, heraldo de la
justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un
mundo de impíos;
6si condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra,
reduciéndolas a cenizas, poniéndolas como ejemplo para los que en el
futuro vivirían impíamente;
7y si libró a Lot, el justo, oprimido por la conducta licenciosa de
aquellos hombres disolutos
8- pues este justo, que vivía en medio de ellos, torturaba día tras día
su alma justa por las obras inicuas que veía y oía -
9es porque el Señor sabe librar de las pruebas a los piadosos y guardar
a los impíos para castigarles en el día del Juicio,
10sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y
desprecian al Señorío. Atrevidos y arrogantes, no temen insultar a las
Glorias,
11cuando los Ángeles, que son superiores en fuerza y en poder, no
pronuncian juicio injurioso contra ellas en presencia del Señor.
12Pero éstos, como animales irracionales, destinados por naturaleza a
ser cazados y muertos, que injurian lo que ignoran, con muerte de
animales morirán,
13sufriendo daño en pago del daño que hicieron. Tienen por felicidad el
placer de un día; hombres manchados e infames, que se entregan de lleno
a los placeres mientras banquetean con vosotros.
14Tienen los ojos llenos de adulterio, que no se sacian de pecado,
seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la
codicia, ¡hijos de maldición!
15Abandonando el camino recto, se desviaron y siguieron el camino de
Balaam, hijo de Bosor, que amó un salario de iniquidad,
16pero fue reprendido por su mala acción. Un mudo jumento, hablando con
voz humana, impidió la insensatez del profeta.
17Estos son fuentes secas y nubes llevadas por el huracán, a quienes
está reservada la oscuridad de las tinieblas.
18Hablando palabras altisonantes, pero vacías, seducen con las pasiones
de la carne y el libertinaje a los que acaban de alejarse de los
que viven en el error.
19Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la
corrupción, pues uno queda esclavo de aquel que le vence.
20Porque si, después de haberse alejado de la impureza del mundo por el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se enredan
nuevamente en ella y son vencidos, su postrera situación resulta peor
que la primera.
21Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la
justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto
que le fue transmitido.
22Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: «el perro
vuelve
a su vómito» y «la puerca lavada, a revolcarse en el cieno».
INICIO
2 Pedro 3
1Esta es ya, queridos, la segunda carta que os escribo; en ambas, con
lo que os recuerdo, despierto en vosotros el recto criterio.
2Acordaos de las predicciones de los santos profetas y del mandamiento
de vuestros apóstoles que es el mismo del Señor y Salvador.
3Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de
sarcasmo, guiados por sus propias pasiones,
4que dirán en son de burla: «¿Dónde queda la promesa de su Venida? Pues
desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la
creación».
5Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos
cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre
las aguas por la Palabra de Dios,
6y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas
del diluvio,
7y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están
reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la
destrucción de los impíos.
8Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es
como mil años y, mil años, como un día.
9No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos
lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo
que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.
10El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos,
con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se
disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá.
11Puesto que todas estas cosas han de disolverse así, ¿cómo conviene
que seáis en vuestra santa conducta y en la piedad,
12esperando y acelerando la venida del Día de Dios, en el que los
cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se
fundirán?
13Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva
tierra, en lo que habite la justicia.
14Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos, esforzaos
por ser hallados en paz ante él, sin mancilla y sin tacha.
15La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo
escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que
le fue otorgada.
16Lo escribe también en todas las cartas cuando habla en ellas de esto.
Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y
los débiles interpretan torcidamente - como también las demás
Escrituras - para su propia perdición.
17Vosotros, pues, queridos, estando ya advertidos, vivid alerta, no sea
que, arrastrados por el error de esos disolutos, os veáis derribados de
vuestra firme postura.
18Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la
eternidad. Amén.
INICIO